Ayer fui valiente. Ayer, con un nudo en el estómago que aún tengo y el corazón a mil por hora, hice lo que tanto tiempo llevaba esperando. Me planté y tuve valor de enfrentarme a sus ojos y presencia. Una vez hecho, volví a ser un corderito. De otra forma, me salió el tiro por la culata. Pero me quedo con que por fin puedo enfrentarme a cosas así, aunque no sé si volveré a repetirlo.
Yo sólo quería tener alas y, en lugar de eso, me estrellé contra el suelo.
Airie
Practicando se aprende, querida Airie. Dudo que las grandes aves como las águilas aprendan a batir sus alas y volar bien alto y rápido a la primera. Todo llega :) Por el momento quédate con que sabes que puedes porque ya lo has demostrado un vez y ten la certeza de que vendrán otras tantas :)
ResponderEliminarUn abrazo :3